domingo, 30 de junio de 2013

QUICHE LORRAINE BY LORRAINE PASCALE

Para el comienzo del verano, el Grupo Reto Cocinillas de Facebook hemos votado una receta un poco redundante: la QUICHE LORRAINE


Esta receta proviene de la región francesa de Lorena; en el dialecto de esta región pastel se dice Küchen. De ahí el nombre.

La que nos propone la chef Lorraine Pascale es la versión tradicional, cuyo relleno utiliza una salsa conocida como Migaine, que no es otra cosa que Créme Fraiche con huevo batido.

Ingredientes para 8-10 personas:
-          400-500 gr. de masa quebrada ya hecha. 
-          1 ó 2 cucharadas de aceite de oliva
-          ½ cebolla pelada y cortada en dados pequeños
-          5 lonchas de bacon cortadas en dados
-          430 gr. de Créme Fraiche
-          4 huevos poco batidos
-          pimienta negra recién molida


Precalentamos el horno a 190ºC, 170ºC si es con ventilador, en el 5 si es de gas. 

Extendemos con un rodillo la masa sobre una superficie enharinada, hasta dejarla del grosor de una moneda de un Euro. Colocamos sobre nuestro molde y extender bien en esquinas y laterales.

Yo he comprado la Masa Brisa de La Cocinera, que no necesita ser extendida y que, además, se coloca sobre el molde con el papel para asar que trae.


Refrigerar en la nevera durante 30 minutos o hasta que esté firme.

Una vez firme, sacar de la nevera y recortar los bordes con un cuchillo afilado. A continuación y en caso de que no dejemos el papel entre la masa y el molde, pasamos un cuchillo pequeño afilado entre el borde del molde y la masa, para que se suelte un poco.

Cortar un trozo de papel de hornear, algo más grande que el molde. Arrugarlo todo y estirarlo de nuevo, y colocar sobre la base, levantando los filos por el lateral.

Rellenar con pesas para hornear o con legumbre secas, y hornear por unos 20 minutos, hasta que los bordes estén ligeramente dorados y la base seca al tacto.



Retirar el papel de hornear con las legumbres y seguir horneando por otros 10 minutos. Retirar del horno y reservar. 



Bajar la temperatura del horno a 150ºC, 130ºC con ventilador, al 2 si es de gas.

Mientras, preparamos nuestro relleno.

Calentamos el aceite de oliva en una sartén a fuego lento. Añadimos la cebolla y freimos hasta que quede floja y transparente, pero que no tome color. Unos 15 minutos. Si parece que la cebolla se va a secar, añadir unas gotas de agua.


Retiramos la cebolla de la sartén y reservar.

Añadimos el bacon a la sartén, subir un poco el fuego y hacer por unos 5 ó 6 minutos.



Retirar del fuego y añadir la mitad del bacon a la base de nuestra quiche.


Colocar la base de la quiche en una bandeja de horno plana.

Batir la Créme Fraiche con los huevos con suavidad en un bol grande. Aderezar con pimienta. Añadir la cebolla y remover. No se añade sal porque el bacon ya es muy salado.


Verter la mezcla sobre la fuente en la que está la Masa Quebrada y esparcir el resto del bacon por encima. Hornear durante 30-40 minutos, o hasta que al mover la bandeja el relleno se vea firme y no tiemble.



Muy buena, en caliente pero mejor en frío, ya que así la mezcla se asienta.

De sabor, súper suave....

Guardar en la nevera.

De un día para otro sabe mejor.

Perfecta con ensaladas, carnes frías y un vino blanco muy frío.


El resto de participantes en el reto son:









No dejéis de visitarlas porque, como cada mes, hacen todos unas recetas y unas variaciones geniales.

Y con esta receta me despido por unos días para disfrutar de unas merecidas buenas vacaciones.


Besitos a todos y buen verano.

viernes, 28 de junio de 2013

VICHYSSOISE

Varios días con el ordenador roto (malditos virus...) dan para mucho más rato en la cocina... Y eso, a pesar de estar preparando la casa y las maletas para las vacaciones.

Así que esta semana la hemos empezado con una crema (cómo no) fresquita: Vichyssoise.


La invención de la Vichyssoise se atribuye a Louis Diat, un cocinero del Ritz-Carlton de Nueva York, en los comienzos del siglo pasado. El chef Diat recordó los pasos de su invención en una entrevista para el New Yorker en 1950: "En el verano de 1917, cuando llevaba ya siete añosen el Ritz, reflexioné sobre la sopa de patata y puerro de mi niñez, que mi madre y mi abuela solían hacer. Recordé cómo, durante el verano, mis hermano mayor y yo la enfriábamos vertiendo en ella leche fría. Decidí hacer algo de este tipo para los patrones del Ritz".

Vaya, vaya. Qué sorpresa, ¿verdad? Así que esta crema es de origen norteamericano.... Aunque dedicada a la ciudad de Vichy (cercana al pueblo natal de Louis Diat).

La receta que utilizo es la que mi madre ha utilizado siempre. Le sale riquísima. 

Siempre que oigo hablar de esta crema escucho que si es muy complicada, que si es muy laboriosa... De eso nada. Debe ser que al tener el nombre en francés suena "très compliquée"

Como lleva nata también tiene fama de ser muy pesada, pero una ración tiene en torno a 200 calorías.

Además, los puerros son buenísimos para los intestinos. Mejoran la circulación sanguinea y su contenido en zinc fortalece las paredes de las arterias.

Los ingredientes: puerro, mantequilla, cebolla, patata, caldo de pollo sal y pimienta. Yo además le añado un poco de aceite de oliva.



Picamos la cebolla muy finita.

En una olla, derretimos la mantequilla y cuando esté caliente añadimos la cebolla.





Abrimos y limpiamos los puerros, utilizando sólo la parte blanca (guardamos un trocito de la parte verde), y los picamos también muy finos.




En esta foto se ven muy verdes, pero es efecto de la fotografía...

Los añadimos a la olla.

Ahora hay que dejar que queden cebolla y puerro muy suaves y transparentes, pero que no tomen nada de color, ya que si lo hacen el color final de la crema cambiará.

Pelamos y cortamos las patatas en rodajas más o menos finas, y las añadimos.


Podemos ahora echar un chorrito de aceite si vemos que lo pide.



Cuando lleven cinco o diez minutos, añadimos caldo y dejamos que hierva a fuego lento unos 40 minutos.



Pasado ese tiempo debe quedar así de trabadito...


Salpimentamos y trituramos.



Dejamos atemperar y guardamos en la nevera para su consumo al día siguiente.

Se le añade la nata y se mezcla con la misma batidora o con varillas. Si queréis, la nata se le puede incorporar el día anterior, pero por costumbre lo hago así. Y por tranquilidad, que suelo hacer bastante cantidad y me dura para varios días y creo que es mejor añadirla un día después...


Si ha quedado muy espeso, se le puede añadir un chorrito de leche.

A la hora de servir, se suele aderezar con un poco de perejil picado.

Pero en mi casa mi madre siempre ha cogido un trocito de la parte verde del puerro (ese que habíamos reservado antes), y lo partimos muy, muy finito. Le da un puntito crujiente que nos encanta.



¡¡Y lista para comer!!



Como veis, no es para tanto... Así que espero que os animéis.

¡¡Besitos!!





Estoy enlazando esta receta a la fiesta de enlaces del blog Personalización de Blogs 

viernes, 21 de junio de 2013

GALLETAS PARA LOS NOVIOS

En este post os voy a enseñar las galletas que hice para la pedida de mi cuñada Ana, la hermana de Rafa.


Habíamos quedado en que yo le haría unas galletas para la hora de los postres. Así que para mi cumple, que fue en mayo, ella me regaló, entre otras cosas, dos cortadores: uno con forma de traje de novia, y otro con forma de corbata.

Lo que ella no sabía era que  yo ya había encontrado un cortador con forma de anillo, y otro de chistera...

Las primeras galletas que hice son las que me encargó ella: la novia y la corbata. Para la masa utilicé la misma receta que utilicé aqui, pero con azúcar blanco y harina refinada.

El resultado quedó muy bonito y apetecible. 

Para darle algo de movimiento al vestido, marqué con las estecas unos bodoques en las mangas, y en la falda en vuelo del vestido. Para que no resultara soso, le di un toque de purpurina plateada comestible.


En las corbatas, decoré con fondant negro y gris, para que quedasen elegantes. Para darle algo de volumen, marqué los pliegues del nudo.


La segunda tanda que hice fueron con el anillo y el sombrero de copa. En esta ocasión sí que utilicé harina integral y azúcar moreno.

En el sombrero sólo había que marcar la cinta de la base, a la que le hice unas marcas en vertical para darle textura.



Y en el anillo, utilicé un colorante dorado, y cristalitos de azúcar para el súper diamante...



Pero no contentos con todas estas galletas, a mi marido, que va a ser el padrino de la novia, se le ocurrió que podíamos hacer otra tanda de galletas mas original.

Así que encargamos dos impresiones en papel de azúcar. Una con sus iniciales, y otra con una foto de los dos....




Y ésa fue mi última incursión galletil...

Disfruté muchísimo, porque además para estas cosas especiales siempre se les pone mucha ilusión.

Vamos, que estoy deseando que llegue otra ocasión especial para meterme en la cocina.

¡¡Besitos!!



lunes, 17 de junio de 2013

PIRULETAS DE PARMESANO

Este fin de semana pasado tuvimos una celebración especial en la familia: la pedida de la hermana de Rafa. Y nuestra pequeña aportación a la cena fueron PIRULETAS DE PARMESANO.


Sinceramente, tenía muchas ganas de hacerlas. Aunque hace ya cuatro o cinco años que hice mi primera incursión con el queso rallado horneado (unas chips de queso Idiazábal que salieron riquísimas), la aventura de ponerles un palito y que al ponerlas derechas no se caigan....

Pero mejor os cuento paso a paso cómo me ha ido.

Lo primero los ingredientes:


Con 250 gr. de queso salen una 20 piruletas.

Una de mis recomendaciones es rallar el queso en casa, ya que el que se vende rallado ha perdido volumen y es menos esponjoso.


Sobre la bandeja de horno, ponemos una hoja de papel vegetal especial para hornear. 


Colocamos un aro de cocina y vertemos el queso rallado con una cuchara. Para que quede bien extendido, yo he utilizado un pincel de silicona.


Levantamos el aro y colocamos un palito. Presionamos con suavidad y ponemos un pellizco de queso sobre la parte del palo que queda dentro de nuestra piruleta.


Hacemos lo mismo varias veces. A mi me han cabido tres en la parte superior y dos en la inferior, colocadas cabeza abajo...


Introducimos la bandeja en el horno con mucho cuidado, para no deshacer la forma de las piruletas.


El horno habrá estado precalentándose, a unos 200ºC.

Horneamos a unos 180ºC, durante 5 minutos.

Las sacamos cuando el queso esté totalmente derretido e hirviendo (al hacer burbujas es cuando se forman los "agujeritos" que le dan ese aspecto final a la piruleta). También conviene que suban un pelín el tono, ya que así quedarán más crujientes.


Ahora, con cuidado para no quemarnos, sacamos el papel de horno con las piruletas derretidas para ponerlo sobre una superficie fría. De este forma comenzarán a solidificarse para, pasados unos minutos, despegarlas y ponerlas de pie.



Aunque se trata de una receta muy sencilla, hay que estar muy pendiente de varias cosillas:

1) El papel de horno que mejor va es el vegetal. Yo utilicé éste y otro que tengo como encerado. En el encerado, la tercera hornada salió más floja. Y es que al derretirse este queso suelta mucha grasa, y el papel vegetal la absorbe  mejor. Tampoco está de más pasarle una hoja de papel de cocina para quitar el exceso de grasa (al papel vegetal; con el otro, ni esto me funcionó...)

2) El tiempo de horneado depende del horno, de la bandeja de hornear (yo utilicé dos y en una tardaban un minuto menos en hacerse...) y, por supuesto, del grosor de las piruletas. Así que los 5 minutos son orientativos, aunque hay que vigilar, que 10 segundos de más y nos podemos quedar sin aperitivo...

3) Al ponerlas de pie no lo hagáis directamente donde las vayáis a presentar o servir. El Parmesano es un queso muy graso, así que van a soltar grasa. Yo las coloqué en un corcho, sobre una servilleta que recogiese esta grasa.



4) Se mantienen hasta dos día crujientes dejándolas al aire.

Bueno, pues yo creo que esto es todo.

Animaos a hacerlas, que es muy sencillo y están riquísimas.

¡¡Besitos!!

jueves, 13 de junio de 2013

SALMOREJO CORDOBES (O TOMATES PARA PROTEGER LA PIEL)

Hoy jueves es el DIA EUROPEO DE LA PREVENCION DEL CANCER DE PIEL.

Así que, me apetecía hacer alguna receta de cocina que pudiese ayudar a proteger nuestra piel, y entre los muchos alimentos que pueden hacerlo, me encontré con uno rico en LICOPENO que ayudan a nuestra epidermis exactamente a luchar contra el cáncer... EL TOMATE.

Y lo demás, pues ya os imagináis... Siendo cordobesa, gustándome tanto las  texturas cremosas, y empezando a apretar el calor estos días, me pareció la mejor solución un buen SALMOREJO fresquito...


Los ingredientes son muy básicos:


Tomate. Los de la variedad pera suelen estar dulces y tener mucho jugo. Ante la duda, yo me decantaría por éstos. Eso sí, si tenéis la opción de un buen tomate de huerta... No hay color...


Pan. Hay muchos tipos de pan. En Córdoba hay uno que le va perfectamente a esta receta, que es el pan de telera. Tiene una miga muy fina y consistente, que le da una cremosidad... ¡¡Hmmm!!

Si no, puede quedar buenísimo con cualquier otro, tipo "de pueblo". Sobre todo, que no sea una miga muy abierta, por así decirlo (pan de barra, baguette, chapata..., mejor no).

¡Ah! El pan puede ser del día anterior.

Aceite de oliva virgen extra (va en crudo, así que cuanto más rico mejor).

Sal gorda. Al gusto.

Ajo. Yo utilizo medio diente de ajo, al que le he quitado la parte del centro para que sea más suave. Pero es como todo. Hay quien le pone dos dientes de ajo, ahí, a tope, porque le gusta el regustillo que deja...

Lo primero que hago es escaldar los tomates para pelarlos bien.

Es bien sencillo, pero por si alguien no lo ha hecho nunca, os lo explico.

Ponemos agua a hervir en una olla o cazo.

Hacemos un corte en forma de cruz en el tomate e introducimos en el agua hirviendo un minuto.

Sacamos, dejamos que enfríe un poco y retiramos la piel.

Mientras se atemperan los tomates para poderlos pelar, le quitamos la corteza al pan. Otra opción que he descubierto hoy, es que venden en algunas panaderías pan semi-cocido... Así, al no tener la parte de fuera tostada ni crujiente, nos podemos ahorrar esta parte (si no, reconozco que guardo parte de la corteza para la hora de servir el salmorejo, y así poder hacer unos cuantos barquitos-cucharas con ella... Pero esto es un vicio mío)

Hay quien humedece un poco el pan para que luego sea más fácil triturarlo. Un paso innecesario si el tomate es lo suficientemente jugoso.

Se parte el pan y se va dejando en un bol grande o ensaladera. 

Ahora, pelamos los tomates sobre este pan, y los abrimos y partimos sobre la miga, para que todo el jugo se quede donde se tiene que quedar.

De vez en cuando, movemos con una cuchara de madera, apretando bien para que la miga y el tomate se unan y así ver si hay que añadir más tomates o no.

Añadir un buen chorreón de aceite, un buen pellizco de sal, medio diente de ajo y un chorrito de vinagre si queremos.

Y con cuidado, empezamos a trabajar con la batidora.

Cuando esté a medio triturar conviene probarlo, para ver si necesita más sal o aceite. Se rectifica y seguimos con la batidora, hasta que obtengamos una crema uniforme.

Y eso es todo.

Bueno, todo no.

Lo mejor es tomarlo bien frío, y con unos taquitos de jamón serrano y pizquitos de huevo duro por encima.


Y después de ésto, sólo nos queda una buena siesta...

¡¡Besitos!!





Estoy enlazando esta receta a la fiesta de enlaces del blog Personalización de Blogs 


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