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viernes, 28 de junio de 2013

VICHYSSOISE

Varios días con el ordenador roto (malditos virus...) dan para mucho más rato en la cocina... Y eso, a pesar de estar preparando la casa y las maletas para las vacaciones.

Así que esta semana la hemos empezado con una crema (cómo no) fresquita: Vichyssoise.


La invención de la Vichyssoise se atribuye a Louis Diat, un cocinero del Ritz-Carlton de Nueva York, en los comienzos del siglo pasado. El chef Diat recordó los pasos de su invención en una entrevista para el New Yorker en 1950: "En el verano de 1917, cuando llevaba ya siete añosen el Ritz, reflexioné sobre la sopa de patata y puerro de mi niñez, que mi madre y mi abuela solían hacer. Recordé cómo, durante el verano, mis hermano mayor y yo la enfriábamos vertiendo en ella leche fría. Decidí hacer algo de este tipo para los patrones del Ritz".

Vaya, vaya. Qué sorpresa, ¿verdad? Así que esta crema es de origen norteamericano.... Aunque dedicada a la ciudad de Vichy (cercana al pueblo natal de Louis Diat).

La receta que utilizo es la que mi madre ha utilizado siempre. Le sale riquísima. 

Siempre que oigo hablar de esta crema escucho que si es muy complicada, que si es muy laboriosa... De eso nada. Debe ser que al tener el nombre en francés suena "très compliquée"

Como lleva nata también tiene fama de ser muy pesada, pero una ración tiene en torno a 200 calorías.

Además, los puerros son buenísimos para los intestinos. Mejoran la circulación sanguinea y su contenido en zinc fortalece las paredes de las arterias.

Los ingredientes: puerro, mantequilla, cebolla, patata, caldo de pollo sal y pimienta. Yo además le añado un poco de aceite de oliva.



Picamos la cebolla muy finita.

En una olla, derretimos la mantequilla y cuando esté caliente añadimos la cebolla.





Abrimos y limpiamos los puerros, utilizando sólo la parte blanca (guardamos un trocito de la parte verde), y los picamos también muy finos.




En esta foto se ven muy verdes, pero es efecto de la fotografía...

Los añadimos a la olla.

Ahora hay que dejar que queden cebolla y puerro muy suaves y transparentes, pero que no tomen nada de color, ya que si lo hacen el color final de la crema cambiará.

Pelamos y cortamos las patatas en rodajas más o menos finas, y las añadimos.


Podemos ahora echar un chorrito de aceite si vemos que lo pide.



Cuando lleven cinco o diez minutos, añadimos caldo y dejamos que hierva a fuego lento unos 40 minutos.



Pasado ese tiempo debe quedar así de trabadito...


Salpimentamos y trituramos.



Dejamos atemperar y guardamos en la nevera para su consumo al día siguiente.

Se le añade la nata y se mezcla con la misma batidora o con varillas. Si queréis, la nata se le puede incorporar el día anterior, pero por costumbre lo hago así. Y por tranquilidad, que suelo hacer bastante cantidad y me dura para varios días y creo que es mejor añadirla un día después...


Si ha quedado muy espeso, se le puede añadir un chorrito de leche.

A la hora de servir, se suele aderezar con un poco de perejil picado.

Pero en mi casa mi madre siempre ha cogido un trocito de la parte verde del puerro (ese que habíamos reservado antes), y lo partimos muy, muy finito. Le da un puntito crujiente que nos encanta.



¡¡Y lista para comer!!



Como veis, no es para tanto... Así que espero que os animéis.

¡¡Besitos!!





Estoy enlazando esta receta a la fiesta de enlaces del blog Personalización de Blogs 

jueves, 13 de junio de 2013

SALMOREJO CORDOBES (O TOMATES PARA PROTEGER LA PIEL)

Hoy jueves es el DIA EUROPEO DE LA PREVENCION DEL CANCER DE PIEL.

Así que, me apetecía hacer alguna receta de cocina que pudiese ayudar a proteger nuestra piel, y entre los muchos alimentos que pueden hacerlo, me encontré con uno rico en LICOPENO que ayudan a nuestra epidermis exactamente a luchar contra el cáncer... EL TOMATE.

Y lo demás, pues ya os imagináis... Siendo cordobesa, gustándome tanto las  texturas cremosas, y empezando a apretar el calor estos días, me pareció la mejor solución un buen SALMOREJO fresquito...


Los ingredientes son muy básicos:


Tomate. Los de la variedad pera suelen estar dulces y tener mucho jugo. Ante la duda, yo me decantaría por éstos. Eso sí, si tenéis la opción de un buen tomate de huerta... No hay color...


Pan. Hay muchos tipos de pan. En Córdoba hay uno que le va perfectamente a esta receta, que es el pan de telera. Tiene una miga muy fina y consistente, que le da una cremosidad... ¡¡Hmmm!!

Si no, puede quedar buenísimo con cualquier otro, tipo "de pueblo". Sobre todo, que no sea una miga muy abierta, por así decirlo (pan de barra, baguette, chapata..., mejor no).

¡Ah! El pan puede ser del día anterior.

Aceite de oliva virgen extra (va en crudo, así que cuanto más rico mejor).

Sal gorda. Al gusto.

Ajo. Yo utilizo medio diente de ajo, al que le he quitado la parte del centro para que sea más suave. Pero es como todo. Hay quien le pone dos dientes de ajo, ahí, a tope, porque le gusta el regustillo que deja...

Lo primero que hago es escaldar los tomates para pelarlos bien.

Es bien sencillo, pero por si alguien no lo ha hecho nunca, os lo explico.

Ponemos agua a hervir en una olla o cazo.

Hacemos un corte en forma de cruz en el tomate e introducimos en el agua hirviendo un minuto.

Sacamos, dejamos que enfríe un poco y retiramos la piel.

Mientras se atemperan los tomates para poderlos pelar, le quitamos la corteza al pan. Otra opción que he descubierto hoy, es que venden en algunas panaderías pan semi-cocido... Así, al no tener la parte de fuera tostada ni crujiente, nos podemos ahorrar esta parte (si no, reconozco que guardo parte de la corteza para la hora de servir el salmorejo, y así poder hacer unos cuantos barquitos-cucharas con ella... Pero esto es un vicio mío)

Hay quien humedece un poco el pan para que luego sea más fácil triturarlo. Un paso innecesario si el tomate es lo suficientemente jugoso.

Se parte el pan y se va dejando en un bol grande o ensaladera. 

Ahora, pelamos los tomates sobre este pan, y los abrimos y partimos sobre la miga, para que todo el jugo se quede donde se tiene que quedar.

De vez en cuando, movemos con una cuchara de madera, apretando bien para que la miga y el tomate se unan y así ver si hay que añadir más tomates o no.

Añadir un buen chorreón de aceite, un buen pellizco de sal, medio diente de ajo y un chorrito de vinagre si queremos.

Y con cuidado, empezamos a trabajar con la batidora.

Cuando esté a medio triturar conviene probarlo, para ver si necesita más sal o aceite. Se rectifica y seguimos con la batidora, hasta que obtengamos una crema uniforme.

Y eso es todo.

Bueno, todo no.

Lo mejor es tomarlo bien frío, y con unos taquitos de jamón serrano y pizquitos de huevo duro por encima.


Y después de ésto, sólo nos queda una buena siesta...

¡¡Besitos!!





Estoy enlazando esta receta a la fiesta de enlaces del blog Personalización de Blogs 


martes, 28 de mayo de 2013

MERLUZA EN SALSA VERDE

Esta receta que os traigo hoy es de mi madre. En casa la llamábamos también  "Pescada de los viernes" porque mi madre solía hacerla ese día de la semana, aprovechando que eran los viernes (y los martes) cuando mejor pescado fresco había en las pescaderías...

Es muy fácil de hacer y está muy rica.


Además, la merluza es un pescado blanco con un contenido medio en vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B9 y B12) y en algunos minerales como potasio (necesario para un buen funcionamiento del sistema nervioso y de la actividad muscular), fósforo (para lo anterior, además de estar presente en huesos y dientes) y magnesio (para el buen funcionamiento de intestino, nervios y músculos). Por otro lado, el contenido graso y el aporte calórico son muy bajos.

Los ingredientes son los siguientes:


Picamos la cebolla y se pone en una cazuela con un poco de aceite de oliva virgen. Cuando empiece a dorar añadimos una cucharada de harina.


Le añadimos un vaso de caldo de pescado o agua, para que vaya tomando consistencia.


Remover cuando la salsa empiece a hervir.

Mientras, majar el diente de ajo con el perejil. Se le añade un poco de salsa, se mezcla bien y se vierte todo en la cazuela.


Removemos y añadimos las gambas.


Si le vais a echar un chorrito de vino del tipo Montilla-Moriles, como he hecho yo, éste es el momento...


Cuando las gambas tomen un poco de color, colocamos las piezas de merluza en la cazuela.


La salsa debe cubrirlos lo justo, ya que los medallones pueden soltar agua.

Se sazonan con un poco de pimienta negra molida, una pizca de sal y perejil picado.

Se le añaden los guisantes.


A partir de ahora se va meneando la cazuela de vez en cuando, para que se trabe la salsa, y en 15 minutos tendremos nuestro plato terminado y listo para servir.


Espero que os animéis a hacerlo.

¡¡Besitos!!


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